Apr 26, 2006
La Boda de Paty y Jorge
La boda de Paty...Yo creo que leyendo mis historias anteriores ahora ya todos conocen a Paty, la conocí cuando trabajaba en Monte Taxco su papá era gerente interino y en una semana santa se acerco a mí para decirme que su familia estaría ahí y que si podía hacerle compañía a sus hijas Katia y Paty quienes eran de mi edad. Todavía hasta ahora el Sr Garcia se atreve a decir “Dios las hizo y ustedes se juntaron”, El fue quien nos junto. Ahí empezaron nuestras aventuras, juegos con la Ouija, escapadas a bailar, viajes a la playa, tablas locas (ponerle cera a una tabla y deslizarnos en los empedrados de Taxco), la Windows, y mucho más. De eso hace casi 16 anos, ¡Y! Se escucha un buen. Pues bien el ano pasado Dave y yo nos quedamos en su casa en México ahí conocimos a Jorge y nos dieron la noticia de que se casaban en Noviembre, la vi difícil ir después de 2 veces de estar en México, pero mi Dave me dijo que aunque solo fuera yo si estaría en la boda, después vino mi viaje a México de mes y medio por la salud de mi Papa y descarte cualquier otro viaje, pero llego Noviembre y estábamos preparándonos para ir a la boda, la cual se cancelo por razones de salud de Paty pero aun así la vimos y comimos con toda la familia García. En Diciembre decidimos pasar un mes en México con la familia y fue cuando ya tenían nueva fecha para la boda, Febrero. Cuando regresamos de México a mediados de enero, con tanto viaje y con los planes de mi cirugía no me atrevía ni a sugerir ir a la boda, se me rompía el corazón, no cabía en mi mente que no estaría presente en la boda de alguien tan querido e importante para mí, Dave saco los boletos, alborotamos a Vicky y Oscar (Usando sus propias armas de manipulación) y en un viernes los 4 íbamos rumbo a Tequisquiapan, ella pensaba que ya no iba por todos los rollos que yo traía, no pudimos sorprenderla como teníamos planeado porque a una tía se le salió decir que estaban esperando a familiares de Chicago (Por favor, Park Ridge) y se las olió. De cualquier forma nuestro encuentro fue muy emotivo y verla el día de su boda fue un sentimiento indescriptible, aparte de la “jarra” que agarre, y de los brincos que me eche en el bricolin... ¡Cuanto disfrutamos de esa boda! Son de los momentos que como en el comercial dicen... “No tienen precio”.
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